Puesto que sabemos que Pitágoras era un alto iniciado de las escuelas de misterios antiguas, es fácil deducir que tenía acceso a este conocimiento por su pertenencia a las mismas. Pero esta información no solo se transmitía gracias a estas, sino que, por ejemplo, se dice de Tesla, inventor y genio donde los ha habido, que sus creaciones y descubrimientos le venían de una serie de visiones y revelaciones donde le fue mostrado cómo, en el universo, todo estaba relacionado a través de la ley de las octavas, a tal nivel que, incluso, llevó a algunos genetistas modernos, a darse cuenta que, buscando esta relación matemática en otras disciplinas, incluso el dialogo molecular entre el ADN y el ARN, el sistema de información por excelencia del cuerpo humano, funciona con la transmisión de codones en paquetes de 8×8 datos.
Puesto que, básicamente y para hacerlo sencillo, existen esos 49 niveles principales desde el plano más “alto” al plano más “bajo” o sólido, podemos definir 49 tipos de materia consciente en movimiento como base para la estructura de ese cosmos, un tipo de energía diferente para cada nivel.
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